En algún momento de la vida nos enseñaron que la mejor manera de saber de que iba alguna cosa que estuviésemos dispuestos a leer era por medio del título. Una valiosa herramienta... cuando no lees las cosas que pongo yo aca y que generalmente tienden a tener muy poco o ningún sentido, como es lo usual.
Ahora, ¿será que esto es sólo cosa mía? El mundo está lleno de absurdos... y lo peor no es que existan, sino que nos neguemos a verlos y a aceptarlos como tales... simplemente los normalizamos y preferimos pasar a su lado como si nada... Para poner un ejemplo muy sencillo tenemos a la mendicidad en las calles. Hace alrededor de unos 12 años... ¿habrías imaginado que la ciudad se pudiese llenar hasta tal punto de indigentes y personas sin hogar? Y no quiero decir que sean malas personas ni nada en lo absoluto, sino que esa situación que habría de ser alarmante para nosotros como seres humanos ya es vista como "un mal de las grandes ciudades", hasta el límite de que ya ni los vemos cuando deambulan por ahí, o por el contrario, nos damos tanta cuenta de que están allí que preferimos voltear y negar su existencia... No los culpo. Es lo que la gente tiende a hacer con sus defectos... Simplemente no los ven así sean tan abismalmente grandes como la negrura del universo que nos rodea. Les pongo otro ejemplo: los blogs, el messenger, los mensajes de texto. Gratos para dar la falsa ilusión de conexión con un otro... con alguien más. ¿Porqué falsa? Simplemente porque no tienes certeza de absolutamente nada de lo que te pueda estar diciendo otra persona solo escribiendo... Cualquiera que vea esto en ningún momento tiene que estar de acuerdo conmigo... pero en cualquier caso... ¿quién les asegura que yo escribo estas cosas que monto en la página?... Muy bien podría yo conocer a alguien que sea del gusto de la escritura pero que no tenga manera de expresarse fácilmente, hablar con él o ella, escribir lo que me dicen y venir sólo a tipearlo por las noches... ¿Quién les asegura que no hago eso? ¿Que garantía tiene cualquiera al azar que conozca a otro alguien de que ese otro alguien se llame José, Rubén, Carlos, Luis... en fin. Si hubo alguna vez donde existiese una mejor herramienta para los estafadores (o para los que siempre quisieron serlo y nunca pudieron porque no se convencían ni a sí mismos de lo que pretendían) sería bueno estudiarle y ver que podemos aprender de ella y a ver si así en realidad nos unimos en lugar de separarnos cada vez más por medio de un puente roto de palabras y de lágrimas no correspondidas, que no salen o que salen en demasía.
Cuando empecé a escribir en este blog pensé que esto tendría algún sentido... que quizá alguien leería, que alguien más opinaría, criticaría... lo que fuera, pero parece que estaba bastante equivocado. Como todo, el "fad" se pasó y ya las motivaciones originales por las cuales escribir se hacen borrosas... sinceramente, ante la falta de movimiento quizá cierre en un par de días y lo peor del caso es que nadie se dará cuenta de ello, como a veces pasa con grandes personalidades de la humanidad que no llegamos ni a conocer porque perecieron inmersos entre esta turba de gente ansiosa de más y más consumo... más y más gasto y cada vez menos humanidad.
¿Que al ser humano le quedan aproximadamente 60 años en la tierra si la sigue destruyendo así? Me pregunto si en realidad vale la pena, en primer lugar, seguirlo llamando "ser humano"; en segundo lugar, si en realidad merece vivir sin tener humanidad; y en tercer lugar, si se puede tener esperanza en un futuro donde ya nadie quiere aportar nada sino sólo usar a los demás. Un mundo sin amor ni compasión no vale la pena, y para mi profunda decepción con la humanidad vamos encaminaditos hacia allá en un camino sin retorno.
La canción ya se cantó. Las cartas están echadas. ¿Vale la pena cambiarse a uno mismo o intentar cambiar a los demás si igual no hacen el menor caso y todo permanece inmutable? Con una gran pena digo que parece no ser meritorio el intentar hacer algo en contra de todo esto, y los pocos remansos de esperanza que me quedaban desaparecieron (aún no por completo, pero al parecer les falta poco)
Que profunda decepción contigo humanidad. En serio. Y, probablemente, nunca me escuches.
jueves, 21 de junio de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario