viernes, 28 de septiembre de 2007

Asincronías

No es fácil mantener felices a todos sin pagar precios, aunque es bastante más complicado el tratar de mantenerse feliz uno mismo. Todas las cosas que hacemos eventualmente tienen un costo... Al empezar con una carrera pagamos el precio de ya sea no trabajar de inmediato para ganar dinero o el derecho a quedarnos retozando en algún lugar haciendo nada... Si entramos a ver una película se paga el precio de no ver alguna otra que estén pasando dentro de la misma cadena (porque... ya los cines en los que pasaban solo una película porque había solo una pantalla ya no existen, ¿cierto?), corriendo el riesgo de que hayamos ido a presenciar un bodrio pero que aparentemente se veía como algo genial... Y así van las cosas para caramelos, carros y al parecer, muy por sobre todas las cosas, para personas también...

Las asincronías son esos pequeños caos que aunque a veces pueden darle un rasgo de emoción a la vida, por muy pequeños que sean, siempre traen una consecuencia devastadora... Jamás podremos preguntar a los pilotos de un accidente aéreo si el avión se vino abajo gracias a un pequeño error u omisión por parte de ellos o alguien más... Digamos que es algo parecido al cuento de "la culpa es de la vaca", solo que en esta ocasión el culpable no viene de una fuente externa sino que por el contrario es extremadamente personalizado. A veces son detalles simples, sin importancia... para la otra persona pero para quién recibe sería mejor recibir una certera cuchillada de una hoja de metal bien afilada, porque al menos ese daño podría ser reparable y el dolor que causa, o bien puede sanar, o bien se va con la muerte. Algunos de esos daños asincrónicos pueden tener consecuencias mortales para una sonrisa, una amistad, un amor, una vida.

Algunas de las cosas que han pasado y parte de las personas que he conocido me han hecho redefinir innumerables aspectos de mi vida... o mejor dicho, puntos de vista. A veces es lindo pensar que las cosas son inmutables y que algo que apareció de una manera podrá quedarse así por siempre y para siempre... pero no se puede forzar nada... las cosas simplemente no pueden ser así y todo tiene que ir por un proceso de cambio. Algunos conocimientos, algunas creencias, algunas querencias deben cambiar para podernos adaptar a este medio ambiente tan hostil que nos ofrece el mundo del hombre nuevo del siglo XXI. A mi por mi parte me ha tocado dejar de creer en todo lo que pensaba y dejar atrás a todos los que quería, porque las cosas no son como las creía. Con grave dolor al recordar esas cosas escribo, pero se que deben quedar atrás. Acá ya no queda nada... al menos nada en que confiar, porque la sinceridad pasó de moda y junto con ella se fueron miles de cosas más... junto con ella se quedó mi corazón. Espero no tener que volver a recogerlo, porque el mundo de hoy en día no se permite un descanso, y mucho menos una vuelta para buscar algo que ha perdido su importancia y su valor. Ya no tengo nada ni de que decepcionarme porque para todo hay límites, y no creo que haya algo que me pueda decepcionar más que el saber que ya no existe esperanza de nada...

Solo viviendo porque no queda otra alternativa... por ahora

miércoles, 5 de septiembre de 2007